martes, 15 de julio de 2014

CÓMO HACER TORTILLAS SIN QUEBRAR HUEVOS (sin juego de palabras…)




isabel

“Gobierno busca impulsar un acuerdo amplio para avanzar en la aprobación de la reforma tributaria”. Ministro Arenas dijo que están disponibles a escuchar las mejores soluciones para cambios impositivos. Alejandro Micco: “Como Ejecutivo, no podemos ser ciegos a los planteamientos de otros”.
Escribe Luis Casado
¿Por qué razón surgen diferentes alternativas electorales?
En principio para proponerle a la ciudadanía formas diferentes de arbitrar los intereses contradictorios que cruzan la sociedad en todos los sentidos. Entre otros –y aquí estamos en el meollo del asunto– la distribución de la riqueza creada con el esfuerzo de todos.
Un candidato –pongamos por caso Michelle Bachelet– propuso arbitrar esas contradicciones aumentando la contribución de quienes se llevan la parte del león. Su oponente, Evelyn Matthei sostuvo que subir los impuestos que paga el capital disuade la inversión y por consiguiente reduce el empleo: la consabida monserga (exposición o petición fastidiosa o pesada)de quienes afirman que el bienestar del 99% de la población depende de la caridad del riquerío.
Había pues una visión diametralmente opuesta de esta cuestión, o eso nos hicieron creer. Una vez elegida e instalada en La Moneda, ¿qué es lo que lleva a Bachelet –en fin, a sus managers– a buscar un entendimiento con la oposición? Sabemos que pidieron y obtuvieron la mayoría parlamentaria para aprobar lo que prometieron durante la campaña presidencial: su “programa”.
La pijotera (molesta, fastidiosa) reforma tributaria propuesta por el gobierno, que nunca tuvo ni un alcance ni una geometría bien definidos (apenas toca el 2,5% del PIB), terminó siendo negociada en casa de Andrés Zaldívar, a espaldas de la ciudadanía, lo que es patético, y a espaldas del Parlamento, lo que nos chupa un huevo visto que se trata de un congreso de pachanga que no es sino una oficina de partes para registrar lo que se decide en otros sitios.
Contento de él mismo Andrés Zaldívar declara: “Si pedimos más recursos tenemos que ser responsables a la hora de gastarlos”. ¿Por qué? ¿Hasta ahora no era el caso?
Haciendo ese tipo de observaciones de “sentido común” Zaldívar desvía la atención, oculta la estafa, disimula el engaño. Secundado por Lagos Weber, un sofista (sabio de profesión) principiante, que argumenta que es mejor aprobar las cosas con el apoyo “de la vereda del frente”. Lagos Weber no imagina asumir alguna responsabilidad llevando adelante lo que él piensa o cree, admitiendo que piense o crea en algo.
Bárbara Figueroa, que en esto va de arroz, comete un argumento que no la enaltece: “La nacionalización del cobre también contó con votos de parlamentarios de derecha”. No contenta con entregarle –atados de pies y manos– los trabajadores al gran capital mediante un acuerdo de salario mínimo vergonzoso, asimila una de las más grandes victorias de las luchas populares al producto de un oscuro enjuague entre bambalinas. La nacionalización del cobre fue votada en el Congreso nacional. El acuerdo que celebra Bárbara Figueroa es un contubernio (acuerdo o asociación que resulta censurable o indigna) entre bambalinas
La verdad es que la clase política parasitaria nos ha dado una brillante prueba de lo que venimos diciendo desde el inicio de la tristemente célebre transición: aquí no hay gobierno ni oposición, aquí hay un cogobierno que permite hacerse el pino sin correr el riego de verse denunciado ante la opinión pública. Las elecciones presidenciales son como una de esas virguerías (habilidad de hacer algo) de la relojería suiza: cada cuatro años sacan al pajarito a cantar, y lo guardan al cabo de unos segundos.
Luego, se arreglan entre ellos, y combinan la combinación. Hacen tortillas sin quebrarle los huevos al gran capital, ni a las familias que poseen este Club privado (la expresión “somos dueños de este Club privado” es utilizada por esas familias, según David Rothkopf, ex Secretario de Comercio de los EEUU, en su libro “Superclass – The Global Power Elite and the World they are Making”).
Lo cierto es que ya perdimos cuatro años más: la redistribución del ingreso, la justicia social, la educación como derecho, el respeto a los trabajadores asalariados, y la simple posibilidad de dotarnos de una Constitución democrática pasaron a mejor vida.
Para ser justo, ni siquiera puedo cargarle la responsabilidad a Michelle Bachelet: ella no es ni de izquierdas ni de derechas, ella está donde la ponen. Me permitiría sugerir que bajo su retrato –que puebla las oficinas públicas– pongan la misma leyenda que figura bajo la imagen de Isabel II de Inglaterra: “Reina, pero no gobierna”. Para eso están los brokers (encargados de actuar entre compradores y vendedores) de los acuerdos y consensos que se alcanzan en torno a un mal whisky en casas del barrio alto.
Los resultados obtenidos con seis cogobiernos me recuerda la frase que García Márquez –en su novela “El amor en los tiempos del cólera”– pone en boca del doctor Juvenal Urbino:
“Un presidente liberal no le parecía ni más ni menos que un presidente conservador, sólo que peor vestido”.


Juan Fernando Mellado Galaz
Ex Conscripto 1973
Escuela de Telecomunicaciones
Ingeniero en Administración de Empresas
Asesor Tributario Previsional
Presidente Nacional
Presidente Agrupación Santiago
Agrupación Nacional de Ex Soldados Conscriptos
del Servicio Militar Obligatorio (SMO) período 1973-1990
Email: agrupacion.exconscriptos.chile@gmail.com

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