martes, 30 de septiembre de 2014

ATAQUES BOMBEROS



¿De dónde vienen las bombas y los atracos?
Cuestión que la "inteligencia" aún no elucida satisfactoriamente...

La Lira Popular Virtual de Jorge Lillo expone algunas pistas.
640px-Spy vs spy
EN LA QUE SE ANALIZA LO QUE ESTÁ PASANDO, LO QUE SE ESTÁ DICIENDO, LO QUE SE ESTÁ HACIENDO, Y OTROS GERUNDIOS Y PARTICIPIOS, PARA EXPLICAR QUE ALGUIEN ESTÁ REUNIENDO FONDOS
escribe Jorge Lillo
Alguien ‘tá juntando plata,
Nadie sabe para qué;
Más me recuerda, no sé,
Ciertos métodos del Tata.
Oxi-cortando las latas
Se chorean los cajeros;
Robaron seis mil dineros
De día, en el aeropuerto,
Y pa’ mayor desconcierto
HACEN ATAQUES BOMBEROS.
Una maldita explosión
Y el “Sistema” tambalea;
El tema de la Asamblea
Queda fuera ‘e discusión;
El lucro en la Educación
No es tema para los diarios
Y llenan los noticiarios
Anunciando “¡mano dura!”;
Pero la cosa es oscura
Y EL EQUILIBRIO, PRECARIO.
Como un nuevo Zaratustra
Nos habla el de La Polar,
Tan sólo para anunciar
Que la derecha se frustra:
—“No se extrañen (nos ilustra)
si es que Patria y Libertad…”—
…Dice el guatón al hablar
De las Reformas en pie,
—“Porque querimos volver
PARA LLEGAR Y LLEVAR.”
Y sigue en engorda el saco:
Le tocó a la “Tía Rica”;
Dos mil millones le quitan
Y se esfuman los morlacos.
¡Tanto robo, tanto atraco
Sin que nadie vea nada!
—“Es que fue de madrugada
y posfiesta dieciochista”—
¿No duermen los anarquistas?
O SERÁN DE OTRA BANCADA?
—“Chile, un país muy seguro”—
Dice cierto personaje,
Pero no sabe el perraje
Si habla en pasado o futuro.
El Ministerio en apuros,
Reactivando los resabios,
Sigue moviendo los labios
con consignas ya gastadas,
mas ya sabe la gallada:
“NO CONTROLAN NI EL ESTADIO”.


Juan Fernando Mellado Galaz
Ex Conscripto 1973
Escuela de Telecomunicaciones
Ingeniero en Administración de Empresas
Asesor Tributario Previsional
Presidente Nacional
Presidente Agrupación Santiago
Agrupación Nacional de Ex Soldados Conscriptos
del Servicio Militar Obligatorio (SMO) período 1973-1990
Email: agrupacion.exconscriptos.chile@gmail.com

TERRORISMO MADE BY USA


Obama admite que subestimó la fuerza del Estado Islámico 
El presidente reconoce que no se apreció que Siria se estaba convirtiendo "en la zona cero de los yihadistas de todo el mundo"...

¿Y quién los creó y financió? ¿Ah?
La “parte de sombra” de los príncipes sauditas
El senador demócrata Bob Graham acusa los presidentes Bush, Clinton y Obama de haber cerrado los ojos ante la responsabilidad de Arabia Saudita y de “sus ciudadanos, miembros de la aristocracia” en los atentados del 11 de septiembre de 2001. Este ex gobernador del Estado de Florida, que dirigió los trabajos de la comisión de investigación del Congreso sobre esos actos terroristas, sabe de qué habla.
En una larga entrevista publicada, el 14 de septiembre, por el diario británico “The Independent”, Bob Graham describe “la parte de sombra” de esta monarquía petrolera, siempre protegida por los “gobiernos americano y occidentales”. Los cuales saben sin embargo que los saudíes financiaron durante mucho tiempo diversos movimientos djihadistas sunitas, y más recientemente el Estado Islámico.
El senador dirige las mismas acusaciones al emirato de Qatar. 
Ningún eco de estas minucias en París, en el momento en que la clase política se alarma de los recientes llamados a matar “los malos y cochinos franceses”.

(Canard Enchaîné - París)
bombEI
Aviones USA bombardean Irak y Siria (una vez más...)
El EIIL o como sacar las castañas del fuego con la mano del gato
Alfredo Saieg Lues - Centro de Estudios Cinco de Octubre. Valparaíso.
La espectacular irrupción en el terreno militar del llamado Ejército Islámico de Irak y el Levante (EIIL) y la posterior fundación del califato Estado Islámico (EI) en territorios de Irak y Siria, abre una serie de interrogantes. Como siempre la respuesta a estos complejos y mediáticamente manipulados fenómenos pueden encontrarse de una manera relativamente simple ¿qué se proponen? ¿a quién beneficia?
El EIIL fue creado alrededor del año 2004 supuestamente como una respuesta a la invasión de tropas norteamericana a Irak, pero su verdadero objetivo fue fomentar la guerra civil entre los iraquíes y de ese modo debilitar la resistencia. Desde sus inicios fue considerado una filial de Al Qaeda cuya colaboración con los Estados Unidos en Afganistán y el atentado de falsa bandera a las Torres Gemelas del 11-S resulta hoy un hecho indesmentible.
Actualmente bajo la conducción de Bakr al-Baghdadi, oriundo de Samarra, Irak, mercenario formado por el Mossad israelí, se involucró en la guerra en Siria en estrecha alianza con la monarquía saudí, Israel y la OTAN, para luego tomar el nombre de Estado Islámico (EI).
Estamos pues frente a una organización creada y financiada por las potencias occidentales y sus aliados, como lo reconocen inclusive diversos personeros de gobiernos y servicios secretos occidentales, cuyo basamento ideológico, profundamente fascista, utiliza una forma de fundamentalismo islámico propio de las reaccionarias monarquías árabes del Golfo y cuyo eje rector es la condición de mercenarios de sus integrantes reclutados en diversos países del mundo y que ha pasado, en los hechos, a reforzar el papel decadente de Israel en el Medio Oriente en cuanto al control de los pueblos y la apropiación de los recursos naturales en la región, utilizando para esto la exacerbación del sectarismo religioso, fomentando la confrontación entre los pueblos y la caricaturización del Islam.
No obstante, lo que comenzó con su actual liderazgo como apoyo a la gestión israelí y la OTAN en el Medio Oriente, pasó hoy a jugar un rol fundamental y en la medida del desarrollo de los acontecimientos se fue transformando en un ente autónomo de los Estados y regímenes que le dieron origen, con financiamiento propio derivado de los recursos naturales saqueados de sus zonas de control comprados a módicos precios por empresas petroleras occidentales (estos ingreso según cifras conservadoras alcanzan los 3 millones de dólares diarios), para finalmente mutar en un ejército mercenario directamente controlado por las transnacionales, el complejo industrial militar y el capital financiero sionista, representados por los Halcones de la oligarquía anglo-sionistas de Washington, Londres y Tel Aviv y su proyecto de dominación mundial.
Se trata de un juego complementario a dos bandas: por un lado Los Halcones utilizan a los ejércitos regulares de la OTAN y los estados títeres para operaciones de gran envergadura y por otro, cuando estos fracasan, el terrorismo mercenario en el terreno. Todo esto debidamente coordinado por su omnipotente brazo armado: el Pentágono, la CIA, el ejército israelí y el Mossad.
Un claro ejemplo de lo señalado es lo ocurrido en Irak en donde el ejército norteamericano incapaz de cumplir sus objetivos, se abre paso el EI y otros grupos similares para ejecutar el trabajo aún más sucio sin ningún tipo de limitaciones formales. Por otro lado tenemos también el ejemplo de Siria, en donde el accionar del EI le brinda al Pentágono una nueva cobertura para bombardear territorio sirio, con la supuesta intención de combatir el terrorismo, cuando en el fondo lo que persiguen es el desmembramiento del país.
En este sentido es un descaro por parte de la OTAN y en especial del gobierno norteamericano, erguirse como los salvadores del mundo frente al terrorismo, cuando estos mismos organismos sacan provecho de su accionar y las empresas petroleras occidentales de benefician del saqueo del petróleo. Lo que no fue capaz de hacer la OTAN en Irak y Siria en el plano militar hoy lo hace el EI, mientras por otro lado las transnacionales del crudo obtienen del EI el barril de petróleo a un tercio de su cotización en el mercado internacional.
Aunque los medios de comunicación atlantistas a diario machaquen acerca de lo malvado (que sin duda lo son) del EI, estos obedecen precisamente a los lineamientos e intereses de lo más retrógrado del capitalismo mundial.
La irrupción del EI no es por tanto espontánea ni casual, obedece a una escalada de la ofensiva militar de la oligarquía anglo-sionista, una nueva fase signada por el uso del terrorismo sin tapujos en combinación con los ejércitos regulares de los Estados a su servicio, con el objeto de profundizar la dominación mundial, la unipolaridad y el establecimiento de un gobierno fáctico global manejado desde Wall Street, el que tras el desmembramiento, en primera instancia, de los estados nacionales que no le resultan funcionales a sus intereses, se yerga como único ente regulador de las relaciones políticas, económicas, sociales y militares a nivel mundial.
Se trata entonces del establecimiento un gobierno de los poderes fácticos por sobre los Estados, un gobierno de los “elegidos de dios”, de los “excepcionales” de un reducido grupo que se considera a sí mismo los dueños del mundo, el que básicamente ejerza un férreo control y represión de la población y que por otro lado les permita superar todas las limitaciones que hoy imponen los Estados a la expansión de las transnacionales, tanto de índole impositivos, medio ambientales, protección de los ciudadanos, etc.
Lo anterior explica el hecho que el EI en esta nueva fase de la ofensiva y según sus logros, pueda entrar a jugar un rol que incluso se vuelva a mediano plazo contra sus propios estados mentores, amenazando a Arabia Saudita, Europa, EE.UU. y sin lugar a dudas también a Rusia y China, pues todos estos, en cuanto entes reguladores, resultan un freno a la expansión de las transnacionales y la acumulación de capital.
En este contexto, la pretensión es que a través del EI se profundice el desmembramiento, de los Estados del Medio Oriente con excepción de Israel, transformando la zona en un caos que posibilite el saqueo de los recursos naturales sin ninguna cortapisa, única forma de mantener su hegemonía mundial ante el fracaso de su modelo de económico neoliberal, su mal llamada democracia y su orden mundial unipolar establecido tras el colapso del proyecto socialista soviético.
Dicha práctica no es nueva en el Medio Oriente y África, fue implementada en Afganistán, en Libia, y lo están intentando hoy, entre otros, con Irak, Sudán, Yemen y Siria con engendros similares, países a los cuales luego de conseguir quebrarles su estructura institucional y destruido el tejido social la población es abandonada a su suerte, sin servicios básicos, con su infraestructura diezmada, reducidas al mínimo sus redes de comercialización de productos para la subsistencia; solo quedan funcionando allí aquellas zonas controladas por mercenarios de empresas de seguridad privadas que dicen relación con la extracción de los recursos como petróleo, gas, drogas y otros, con mano de obra esclava, incorporando de paso a reducidas capas de la población estrictamente necesarias para la extracción de la riqueza y su utilización como base social de apoyo.
Estos son los objetivos que persiguen y se esconden tras la irrupción en el Medio Oriente del ejército mercenario del EI, que como sabemos opera como una fuerza combatiente “sin dios ni ley”, totalmente desvinculado del llamado derecho internacional y las convenciones de la guerra y que permite con su accionar por medio del terror, someter a la población en beneficio de una oligarquía la cual no representa más allá del 0.1% de la población mundial, pero que sin embargo pretende a fuerza de guerras y destrucción, quedarse con todo lo que quede.
No obstante estos planes, con todo su terrorismo, con su latente amenaza nuclear, con sus realidades mediáticas impuestas a través de los medios de comunicación, con sus fondos buitres y sospechosas epidemias, se estrellan con la realidad concreta signada por el surgimiento de movimientos sociales que a todo lo ancho y largo del mundo exigen, a través de la organización y la movilización, mayores niveles de autonomía, autodeterminación y participación en la repartición de la riqueza y la toma de decisiones, como también nuevos actores los que a través de la revitalización de la lucha armada vienen infringiéndoles sucesivas derrotas militares y políticas a la oligarquía como en Palestina, El Líbano, Ucrania y más recientemente en Yemen, como así mismo la existencia en los hechos de un mundo cada día más multipolar, en el cual los “elegidos de dios” se están viendo obligados a compartir la riqueza con otros sectores capitalistas.
La disputa entre estos tres actores señalados es decir unipolaridad-multipolaridad-movimientos sociales y resistencia, y las alianzas y hegemonías que se establezcan, serán decisivas en la profundización del actual orden o el surgimiento de un mundo nuevo.
Ante la crisis del capitalismo tanto en su forma neoliberal sustentada por la oligarquía anglo-sionista como en su forma multipolar de tipo neokeynesiana propugnado principalmente por Rusia, China, los países del BRICS en general y otros, hace necesario ir más allá, es decir avanzar hacia una alternativa que resuelva los problemas de fondo que aquejan a la humanidad.
Lo anterior solo es posible que provenga del mundo popular, de los movimientos sociales emergentes y la resistencia, los cuales a través de un programa político común que integre la diversidad y especificidad de las diferentes realidades locales y regionales, vaya generando condiciones a mediano y largo plazo que posibiliten el desarrollo del poder ciudadano y el surgimiento de representaciones políticas de nuevo tipo que den cuenta de la crisis por la que atraviesa la humanidad con miras a la superación del capitalismo en todas sus variantes y, en el devenir de este largo camino, la abolición del estado dominador, usurpador de la soberanía popular.
En el proceso en curso los pueblos comienzan a crear sus propias relaciones sociales, culturales, económicas, de producción, etc., cumpliéndose de una forma, tal vez impensada, el rol de la lucha de clases como partera de la historia.


Juan Fernando Mellado Galaz
Ex Conscripto 1973
Escuela de Telecomunicaciones
Ingeniero en Administración de Empresas
Asesor Tributario Previsional
Presidente Nacional
Presidente Agrupación Santiago
Agrupación Nacional de Ex Soldados Conscriptos
del Servicio Militar Obligatorio (SMO) período 1973-1990
Email: agrupacion.exconscriptos.chile@gmail.com

domingo, 28 de septiembre de 2014

SEPULTUREROS


La idea socialista sigue viva, a pesar del puñado de líderes venales (que pueden ser vendidos, sobornables) que palpan en dólares para ir a predicar la apostasía (renuncia o abandono explicito de sus creencias religiosas o políticas). De eso va esta nota de Arturo A. Muñoz, que no pierde ni la chispa, ni la enjundia, ni el norte.
Bajo el título "Tres ex presidentes vienen a explicar las ventajas de las privatizaciones", la prensa venezolana anunció la venida de Ricardo Lagos, Fernando Henrique Cardoso y el porta maletines de Carlos Slim, Felipe "Isidoro" González, que vemos en la imagen junto al propietario de Banesco, patrocinador y cajero de sus discursos en Caracas...
traidores

Los ex presidentes de Brasil Fernando Henrique Cardoso, de España Felipe González y de Chile Ricardo Lagos en compañia de Juan Escotet propietario de Banesco
Chile: el socialismo sigue vivo y fuerte… el que agoniza es el partido
Ustedes, señores(as) Escalona, Andrade, Bachelet, Letelier Morel, Girardi, Bitar, Rossi, ¿son “los herederos de Allende’? ¡Por favor! La verdad es que en lo referente a política económica se asemejan más a Büchi, Cáceres y Lavín
escribe Arturo Alejandro Muñoz
DEFINITIVAMENTE, EL SISTEMA se encuentra a tan sólo segundos, o tal vez un par de minutos, de ganar esta partida de cabo a rabo. Luego de tantos años (décadas, en verdad) de lucha y esfuerzo por combatirlo, las esperanzas pareciesen enfrentar su punta de rieles en la estación terminal de este tren –de justicia social e igualdad– que millones de chilenos han cuidado con prolijidad extrema.
¿Está agonizando en Chile aquella hermosa ideología bautizada como “socialismo”? Quizá la pregunta está mal formulada, ya que la inquietud al respecto debería pasar ante otros frontispicios (fachada delantera), como por ejemplo: ¿dónde y cuándo feneció (morir, expirar) el socialismo aquel que hablaba de solidaridad latinoamericana, de igualdad y de justicia social?
Los tiempos han cambiado, ¡ni hablar!, y muchos de los dirigentes más destacados en la historia última de ciertas tiendas partidistas del socialismo, con holgura y anchura, pueden parafrasear a Neruda diciendo que los de antes ya no somos los mismos.
Me pregunto en qué esquina de cuál país europeo a esos dirigentes se les vino al suelo –quizá junto con el derrumbe del muro berlinés– el añoso y perfecto concepto del ‘socialismo’ aparejado con el necesario anti-capitalismo. Hurgando en el pasado reciente es posible toparse de narices con algunos de los responsables europeos (maestros del mal) de tamaña desgracia.
Los apellidos saltan cual resortes. ¿Aldo Moro? ¿Betino Craxi? ¿O fueron alemanes? También está en la lista de las posibilidades el español Felipe González, hoy ícono y serendipity (facultad de hacer descubrimientos afortunados por casualidad) del neoliberalismo rampante (animal que se sostiene en las patas traseras y muestra actitud de coger algo), en sociedad con personajes latinoamericanos de la talla de Henrique Cardoso, Ricardo Lagos, Fernando Flores y, ¡cómo no!, Carlos Slim.
En lo anterior no se agota el problema. Es mayor. Las masas tienden a seguir la orientación que les entrega el tintín del cencerro que porta el bicho principal, y esa categoría –la de ‘principal’– se la endosamos precisamente a aquellos que la habían perdido en septiembre de 1973.
Lo hicimos erradamente, atraídos por el romanticismo que significaba verlos retornar de un injusto exilio de tres lustros (períodos de cinco años), pero no estábamos enterados respecto de que muchos de ellos (la mayoría, en verdad) también seguían ahora a otros cencerros… los europeos.
En el pasado, formando una masa difusa cual restos idos y perdidos de la Historia, en alguna recóndita esquina del arcón (arca de gran tamaño) del recuerdo subyacen luchadores coherentes y honestos apellidados Recabarren, Lafferte, Ampuero, Blest, Allende, Cerda, Lorca, Enríquez… traicionados en sus valores y principios por una camada de ’socialistas’ que decidieron reconvertirse a la fe neoliberal en beneficio de sus propias faltriqueras (bolsa pequeña atada a la cintura y que se lleva colgando debajo de la ropa).
Lo doloroso (para el pueblo) es que estos son quienes vienen gobernando el país desde el año 1990, y lo han hecho mediante el garlito (trampa en la que queda atrapado el pez sin que pueda volver a salir) del engaño, pues todavía logran embaucar a una parte relevante del electorado haciéndole creer que representan a la ‘izquierda’.
El engaño alcanza ribetes de burla cínica cuando aseguran ser “los herederos de Allende”. Una bofetada, sin duda.
Ustedes, señores(as) Escalona, Andrade, Bachelet, Letelier Morel, Girardi, Lagos, Correa, Bitar, Rossi… ¿son “los herederos de Allende’? ¡Por favor! La verdad es que en lo referente a política económica se asemejan más a Büchi, Cáceres y Lavín. Aquí me detengo, pues si continúo explayándome bien podría llegar a tildarlos de “vástagos de Pinochet”. Y tengo sobradas razones para pensarlo.
La mayoría de los actuales dirigentes ‘socialistas’, dueños hoy de una renovada fe neoliberal, en septiembre de 1973 corrieron presurosos hacia las embajadas en procura de asilo, dejando al pueblo –al mismo pueblo que decían representar y dirigir– en condiciones lamentables, al arbitrio (facultad de resolver o decidir) de la locura uniformada que se desató horas después del golpe militar.
Muchos de ellos fueron recibidos en calidad de mártires heroicos en diversos países, disfrutando de las regalías y solidaridad de sus pares, viviendo gratuitamente merced a la preocupación de los respectivos gobiernos, dando charlas en sindicatos y organizaciones estudiantiles, paseando de un lugar del mundo a otro, sin haber trabajado un solo día, ni transpirando por la necesidad de proveer alimento para su familia.
Hubo algunos que ocuparon oficinas en edificios gubernamentales, como fue el caso de aquellos que se refugiaron en Alemania Oriental o la Unión Soviética, desde donde “censuraban y administraban” las vidas de sus compatriotas menos favorecidos, en una especie de KGB-Stasi-DINA-Chilensis que aún provoca tristes recuerdos en muchos exiliados.
En Cuba no les fue nada de bien, ya que Fidel Castro consideró que esos dirigentes políticos exiliados representaban una vergüenza para la causa revolucionaria, puesto que no tan sólo habían entregado la oreja con suma rapidez y facilidad sino, además, sin disparar un maldito tiro corrieron a buscar cobijo en las embajadas dejando al pueblo en la indefensión. Desde el exilio hablaron y hablaron; recorrieron (con buena paga, por cierto) todos los foros internacionales sin dejar de asistir, jamás, a ninguno de los cócteles que se estilan en esas organizaciones, ni a desayuno, cena o comida oficial ofrecida por los anfitriones.
Se asegura que hubo quienes subieron escandalosamente de peso en pocos años, y sus barrigas aumentaron al nivel de las que decoran a los obispos. Otros, no muchos, lograron insertarse en organizaciones supranacionales y desarrollaron –bien o mal– trabajos varios que, al menos, justificaban el dinero mensual recibido.
Todo lo anterior importaría un bledo y constituiría parte sabrosa del anecdotario, pero la tragedia estriba en que esos mismos dirigentes políticos regresaron al país una vez que la ciudadanía, el pueblo, recuperó la democracia; y regresaron no para trabajar como burros –tal cual lo hacen dieciséis millones de chilenos cada jornada– sino para ocupar un lugar de privilegio en la nueva institucionalidad prohijada (adoptar como a hijo a una persona) por quienes eran sus adversarios, o sus enemigos a muerte.
Y ahí están hoy... diputados, senadores, subsecretarios, jefes de reparticiones, “pituteros” sin perdón, gobernadores, seremis, alcaldes, jefes de partidos, directores de ONG’s y hasta ministros de Estado. Son los mismos que huyeron como alma que se lleva el diablo no bien un “paco” o un “milico” apareció en la esquina con la cara embetunada. ¡Los predicadores de la revolución arrancaron al primer peñascazo! ¡Los que exigían al pueblo marchar unido y en armas contra la burguesía, depositaron vertiginosamente sus traseros en la embajada más cercana!
Pero, con la misma rapidez que esquivaron responsabilidad y bulto, regresaron a la patria para seguir profitando (llenarse la boca, parasitar) de la ingenuidad del chileno de a pie, demostrando cuán poco les importaron los miles de muertos y millones de decepcionados... total, piensan ellos, pertenecían al pueblo, a ese pueblo sumiso y abúlico que sobrevivió a otras masacres anteriores pero que se manifiesta dispuesto a apoyar con su voto y su esfuerzo a los mismos hombres que actuaron de verdugos morales.
Eso me hace recordar la famosa frase latina: “Los muertos que vos matasteis, gozan de buena salud”. ¡Y qué salud!
Si se recorre la historia de cualquier país que experimentó algo parecido a lo que nos correspondió vivir entre 1970 y 1990, se encontrará que en ninguno de ellos –salvo Chile– los responsables de la tragedia (y responsables de derecha, centro e izquierda) volvieron a ocupar cargos públicos o de representación popular. Sólo considerar que el principal representante de la dictadura, una vez restaurado el estado democrático, continuó en la comandancia en jefe del ejército y luego fue senador designado, es suficiente motivo para arrancarse los cabellos.
Habida consideración de lo ya relatado, es válido señalar que el socialismo no ha muerto, ni tampoco está postrado en la reposera (sillas para descansar) del enfermo. Por el contrario, se encuentra fuerte y con una vigencia que alienta a seguir en la riña, en la lucha.
Lo que sí agoniza y parece tener síntomas de autopsia es el actual Partido Socialista donde se han encaramado pelafustanes como los mencionados en líneas anteriores. No es el socialismo” quien se entregó de manos atadas a los intereses de las transnacionales, sino algunos dirigentes del viejo partido, específicamente aquellos que huyeron de Chile en 1973 llevándose el cencerro.
En resumen, si ellos continúan estando donde hoy están, la culpa es sólo nuestra. Y como reza el refrán chino, “todo largo camino comienza con un primer paso”, en lo que concierne al tema que convocó a estos apuntes.
Ese primer paso del inacabado largo trayecto que el pueblo debe recorrer en procura de su bienestar y de la justicia social, no es otro que el desprenderse, ahora y ya, de aquellos dirigentes que siguen amañando (manipulando, preparando, arreglando, falseando) el cencerro pese a que saben a ciencia cierta que no representan ni el sentimiento ni la historia de los socialistas verdaderos, sino, más bien, constituyen una nueva camada política cuyas características fueron definidas certeramente por Tomasso di Lampedussa en su obra “El Gatopardo”.



Juan Fernando Mellado Galaz
Ex Conscripto 1973
Escuela de Telecomunicaciones
Ingeniero en Administración de Empresas
Asesor Tributario Previsional
Presidente Nacional
Presidente Agrupación Santiago
Agrupación Nacional de Ex Soldados Conscriptos
del Servicio Militar Obligatorio (SMO) período 1973-1990
Email: agrupacion.exconscriptos.chile@gmail.com

jueves, 25 de septiembre de 2014

LA DERECHA CHILENA (Pequeña lección de Historia)



Arturo A. Muñoz vuelve a las andadas y nos entrega una pequeña lección de historia. Otra. Que tiene el mérito de arrojar un poco de luz sobre la opacidad ambiente...
suppo176
Derecha chilena, preferentemente golpista (ayer, hoy y siempre)
No bien la Derecha perdió algunos de los quórum en los últimos comicios parlamentarios, inició de inmediato el proceso de desestabilización política, económica y social con miras a obligar al país a aceptar sus requerimientos
Arturo Alejandro Muñoz
LA HISTORIA ES implacable, indesmentible, y en Chile sus dardos apuntan a las tiendas derechistas cuando se necesita saber qué sector de nuestro mundillo político ha sido el menos demócrata y el más golpista durante los últimos dos siglos.
Todos y cada uno de los golpes de Estado acaecidos en nuestro país, así como la única guerra civil registrada en nuestra Historia, fueron generados y protagonizados por la Derecha, la que no sólo golpeó a opositores que no pertenecían a familias aristocráticas sino, también, en el sempiterno afán por dominar todo, poseerlo todo y expoliar (quitar a alguien lo que le pertenece violenta o injustamente) todo y a todos, sin ambages (sin rodeos de palabras), acuchilló a muchos de sus propios aliados ocasionales. Revisemos someramente los eventos principales estelarizados por la derecha chilena, cuya característica indesmentible es el clasismo reflejado en el desdén y desprecio por el resto de la sociedad nacional.
¿Cuántos han sido los eventos ‘golpistas’ más importantes en el devenir de Chile desde su independencia hasta nuestros días? Si nos constreñimos en el análisis específicamente a aquellos que se transformaron en gobiernos (de facto, en todos los casos), el número pareciese exiguo, pero si consideramos también a las asonadas e intentos sediciosos, la cuenta aumenta de inmediato. Lo relevante es que todos y cada uno de esos episodios fueron protagonizados por la Derecha.
La máxima de los conservadores pareciera ser “asesinar a la democracia para mantener enhiesta e incólume la libertad de explotación en el gobierno del expolio”. Este asunto no es nuevo, claro que no, viene ocurriendo desde la época portaliana, como se puede observar en las líneas siguientes, pues luego de la independencia del país y del exilio de Bernardo O’Higgins se establecieron con claridad dos facciones políticas (aunque ambas pertenecientes al mismo tronco social): Liberales y Conservadores.
Esas facciones, el año 1829, se enfrentaron en la batalla de Lircay (Talca), triunfando las huestes conservadoras dando nacimiento al ‘estado portaliano’, el cual representaba a los comerciantes nacionales y extranjeros. A partir de ese momento el Estado se sustentó en el apoyo y cobijo entregado por la Clase Política Militar y la Clase Política Civil, asociadas ambas en lazos sanguíneos de parentesco ‘familisterial’ y en intereses económicos y de clase.
El año 1891 volvería a exigir una definición respecto de la lucha entre liberales y conservadores (el pueblo continuaba ausente de toda responsabilidad gubernamental), y una vez más, luego de una cruenta guerra civil, los mismos intereses ultra conservadores se impondrían a sangre y fuego sobre la posición más nacionalista planteada por el presidente (liberal) José Manuel Balmaceda.
Al revisar las causas que originaron la sedición y el golpismo de la derecha fundamentalista –que siguió las coordenadas ‘aconsejadas’ (y en cierta medida financiadas) por la argamasa inglesa que en Chile encabezaba John North– se obtiene un panorama que ahora, en el siglo veintiuno, a los chilenos les resulta de sobra conocido, ya que en esencia es el mismo que desglosó los episodios de sangre y genocidio experimentados por el país en 1973.
El presidente Balmaceda tenía la intención de contar con presencia del Estado en las salitreras y aumentar la exportación del llamado ‘oro blanco’, incrementando los ingresos fiscales, para así, financiar el plan de obras públicas del gobierno. Los empresarios del salitre (principalmente John North), como también la oligarquía y el parlamento, se opusieron violentamente, y contaron con el decidido y sedicioso apoyo de una parte de las fuerzas armadas, la marina.
Los niveles de respeto debidos a las autoridades de gobierno se vieron sobrepasados por medio de la agresión de una prensa virulenta, la que llegó a incluir en sus ataques a los familiares y a las vidas privadas de los hombres públicos. ¿Algo distinto a lo acaecido ochenta años más tarde?
Pero, no avancemos indebidamente en este escueto recuento. El año 1924, otra vez, la derecha conservadora movió a sus representantes militares y dio un eficaz zarpazo a la débil institucionalidad de la época. El año 1920 las posiciones conservadoras perdían fuerza y apoyo luego de tantos incordios políticos y masacres de trabajadores, como el ocurrido el año 1907 en la escuela Santa María, en Iquique.
Un liberal, Arturo Alessandri Palma, quien también había sido opositor al gobierno de José Manuel Balmaceda en 1891, obtuvo el triunfo en la elección presidencial, en un momento que a juicio de quien escribe estas líneas constituyó una especie de ‘bisagra’ histórica mediante la cual fue posible encauzar algunos importantes avances en materias laborales y políticas. Vea usted.
En 1920 recién había terminado la Primera Guerra Mundial, conflicto que generó relevantes cambios en la geografía de Europa, así como avances notables en la aviación, las comunicaciones y la industria naval y automovilística, entre otros aspectos cuya mención sería extensa para este breve documento. Abreviando lo que importa relatar, al llegar Alessandri al gobierno había también asuntos políticos de fuste, como los coletazos de la revolución rusa que terminó con el zarismo e instaló, por primera vez en la Historia Universal, al partido comunista a cargo del gobierno de una nación poderosa, de un ex imperio, en este caso, la vieja “madre Rusia” convertida ahora en la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), motivando un verdadero pánico en las potencias occidentales capitalistas (algunas todavía colonialistas) que vieron en el comunismo a su nuevo gran enemigo.
Por ello, el Vaticano editó encíclicas explicitando llamados de alerta a los gobiernos occidentales en cuanto a detener el avance del comunismo mediante algunas mejoras en las condiciones generales (y salariales) de los trabajadores.
Ello lo aprovechó Alessandri Palma para intentar cambios en materias laborales y, muy particularmente, en la redacción de una nueva Constitución Política. Sin embargo, la lucha de un Ejecutivo constitucionalmente débil, ante un Legislativo fuerte, originó a la postre, el año 1924, el episodio del “ruido de sables” protagonizado por oficiales del ejército en una de las sesiones de la Cámara de Diputados, lo que derivó en la renuncia del Presidente y su auto exilio en Europa.
Fue algo temporal, claro está, ya que los militares en el gobierno fracasaron de manera estrepitosa, y la oficialidad joven dio un nuevo golpe desbancando a los viejos generales, llamando de regreso a Alessandri Palma, quien pudo oficializar no sólo la Constitución Política del año 1925 sino, también, publicar el Código del Trabajo, documento de excepcional relevancia para Chile en esa época, el cual había sido redactado en 1924.
Años después vinieron las asonadas y actos sediciosos que encabezaron personajes como el general Carlos Ibáñez del Campo, perenne complotador contra todos los gobiernos de la época… amigo personal (y quizás ‘fans’) de Juan Domingo Perón, con quien se hermanaba en el afecto a las corrientes fascistas que estaban en boga en Italia y Alemania en la década de 1930. Sin duda alguna, esos ‘amores’ al fascismo serían tomados en brazos no sólo por los talibanes beatos monárquicos españoles dirigidos por Francisco Franco, sino también por los derechistas chilenos de las décadas posteriores, específicamente a partir de los años 70 en adelante… hasta hoy.
El trienio 1970-1973 fue la cúspide del accionar ultra derechista contra la democracia institucional. No se requiere abundar en detalles, ya que se trata de un asunto (la dictadura empresarial-militar y el genocidio llevado a efecto en nuestro país desde 1973 a 1989) vastamente conocido por la sociedad chilena actual.
Cabe recordar, eso sí, las palabras pronunciadas en el siglo diecinueve por Eduardo Matte Pérez, bisabuelo de Eliodoro Matte Larraín, actual mandamás de una de las pocas familias que continúan controlando el grueso del Producto Interno Bruto (PIB): “Los dueños de Chile somos nosotros, los dueños del capital y del suelo; lo demás es masa influenciable y vendible; ella no pesa ni como opinión ni como prestigio”.
El robo de empresas fiscales y el entreguismo a los capitales transnacionales, así como el amordazamiento de toda opinión crítica y el combate a bayonetazos de cualquier intento de democratizar la nación, comprobaron cuán ciertas era las palabras de Matte Pérez, las que seguían conformando el alma de las verdaderas opiniones de la derecha chilena
Cuando finalmente el régimen dictatorial intuyó que le sería imposible mantenerse ad eternum en el gobierno, decidió imponer una Constitución Política que fuera favorable a los intereses de quienes le habían sustentado económica y políticamente. El año 1980, sin registros electorales válidos, ni posibilidad ninguna de debatir las proposiciones de los dictadores, en una opereta teñida de falsa legalidad, fue oficializada la Carta Magna que todavía rige las acciones del país en las materias pertinentes a las leyes.
Una pantomima que nos avergüenza como nación; una Constitución que resulta ser estrafalario ente al momento de hablar sobre “la democracia en Chile”, cuestión que queda demostrada al recordar las palabras de Jaime Guzmán, ideólogo de ese adefesio llamado Constitución Política: “la finalidad de estas reglas constitucionales es que si llegan a gobernar los adversarios, se vean constreñidos a seguir una acción no tan distinta a la que uno mismo anhelaría, porque –valga la metáfora– el margen de alternativas posibles que la cancha imponga de hecho a quienes juegan en ella sea lo suficientemente reducido para hacer extremadamente difícil lo contrario”.
Es decir, el asunto no era otro que manipular las reglas para que sólo la derecha pudiera ganar; para que ella ganara incluso cuando perdiera. ¿Y si pese a tales ‘resguardos’, la derecha fuese derrotada catastróficamente en comicios legislativos democráticos y transparentes, qué haría? Intentar un nuevo golpe de estado, obvio.
Durante las primeras cuatro administraciones de la Concertación (y también en su propio gobierno, con Sebastián Piñera a cargo del Ejecutivo), la Alianza derechista pareció aceptar someterse a las reglas del juego democrático… ello se debía, en esencia, a que logró mantener en el Congreso los quórum que le permitían vetar cualquier iniciativa de ley que pudiese parecerle negativa en la defensa de los intereses de siempre, vale decir, de la expoliación de los recursos naturales (estratégicos o no estratégicos) llevada acabo por el mega empresariado criollo y extranjero, como también la explotación vergonzosa del recurso humano, arrasando de esa laya el territorio nacional y su gente, haciendo realidad aquella frase que dijéramos hace algún tiempo: “en América hay un país llamado Chile donde nada es de Chile”.
Cuando la Derecha perdió algunos de los quórum en los últimos comicios parlamentarios, sabiendo que su opinión y votación en el Congreso, legal y constitucionalmente, no podrían impedir la concreción de ciertas leyes que les resultasen “demasiado democráticas”, de inmediato inició el viejo y consabido proceso de desestabilización política, económica y social, con miras a conformar una situación de débito general que, a la postre, ‘justifique’ acciones de fuerza a cargo de los mandos militares que, oh sorpresa, pertenecen a los mismos grupos familiares dueños de la férula social y económica.
En esa coyuntura se encuentra Chile en este preciso momento. Es la antesala a una de estas dos alternativas que el actual gobierno (segundo mandato de doña Michelle Bachelet) deberá tomar: cumplir sus promesas de campaña y enfrentar los bandazos y pataletas de una derecha dispuesta incluso a financiar actos de terrorismo, o por el contrario borrar con el codo lo que escribió de propia mano y llamar a la Alianza (con el feliz beneplácito de la democracia cristiana) a cohabitar en La Moneda.


Juan Fernando Mellado Galaz
Ex Conscripto 1973
Escuela de Telecomunicaciones
Ingeniero en Administración de Empresas
Asesor Tributario Previsional
Presidente Nacional
Presidente Agrupación Santiago
Agrupación Nacional de Ex Soldados Conscriptos
del Servicio Militar Obligatorio (SMO) período 1973-1990
Email: agrupacion.exconscriptos.chile@gmail.com

martes, 23 de septiembre de 2014

WE, THE PEOPLE..... (NOSOTROS, EL PUEBLO....)



Uno de los peores crímenes de la Constitución heredada de la dictadura: la inversión del principio esencial que hace que la Constitución debe proteger al pueblo de sus gobiernos...
¡La Constitución espuria (falsa, ilegal, no autentica) protege a los gobernantes de quienes les eligen! 

De eso va esta parida de Luis Casado... ¡que aproveche!
wethepeople
We, the People…
Escribe Luis Casado
Como con las otras reformas prometidas por Michelle Bachelet, por el cambio de la Constitución de la dictadura también está pasando la vieja.
Ya sabemos en quedó la muy mentada reforma tributaria: una versión edulcorada de lo mismo, un engendro que no reconocen ni sus progenitores. La inmensa mayoría de hogares que vive de un salario insuficiente sigue siendo la principal contribuyente a los presupuestos del Estado. De justicia fiscal… ¡nada!
Con el tema de la Constitución pasa algo similar. Primero se dijo que la cuestión residía en el mecanismo para sustituir el texto liberticida heredado de la dictadura, y después se ha sugerido que en la materia no hay urgencia. La frase “Las instituciones funcionan…” continúa haciendo oficio de programa político de la Nueva Concertación.
Lo dramático es que sí hay urgencia, entre otros por una razón raramente invocada: el texto impuesto en dictadura en el año 1980 invirtió una eminente función de cualquier Constitución, cual es la de proteger al Pueblo de sus gobiernos.
El texto –aún en vigor– protege a los gobernantes del Pueblo que los elige.
Los textos fundadores de la nación americana y de la república francesa lo tuvieron muy presente: el Pueblo debía protegerse de una institución a la que le delegaba competencias y poderes que podían –eventualmente– ser utilizados en contra suya.
La Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América, que comienza con las palabras que sirven de título a esta parida, “We the People…” (Nosotros, el Pueblo…), señala así que la decisión de separarse de la corona inglesa fue una decisión popular, y en ningún caso una medida aprobada por una asamblea de notables, de diputados u otro tipo de representantes.
“We the People…” indica –para que nadie lo olvide– que la soberanía reside en el Pueblo de los Estados Unidos de América.
El texto de la mencionada Declaración, dice:
“Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se haga destructora de estos principios, el pueblo tiene el derecho a reformarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios, y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio ofrecerá las mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad.”(Declaración de Independencia de los EEUU de América – 4 julio 1776).
No satisfechos con esta clara afirmación de los derechos del Pueblo, que incluye el de abolir un gobierno que no los respetase, la Constitución de los EEUU le reconoce el derecho a armarse a todos los ciudadanos. ¿Con qué propósito? ¡Defenderse contra un gobierno que atentase contra sus derechos!
Si Bill Maher se cachondea (se burla, se alegra, se ríe) con razón de lo ridículo que resulta poseer fusiles de asalto contra un Estado que dispone de las armas más mortíferas que se hayan inventado, no es menos cierto que amparados en la Segunda Enmienda los ciudadanos americanos poseen cientos de millones de armas de todo tipo y calibre. Uno nunca sabe… parecen decirse.
He aquí el texto de La Segunda Enmienda:
“Siendo necesaria una Milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado libre, el derecho del pueblo a poseer y portar Armas, no será infringido.”
¿Quedó claro? Puede que no, visto que se estimó necesario agregar otra Enmienda, la Décima, que no se presta a interpretaciones. Hela aquí:
"Los poderes no delegados a los Estados Unidos por la Constitución, ni prohibidos por ella a los Estados, están reservados, respectivamente, a los Estados, o al Pueblo".
La República francesa no fue menos cuidadosa al preservar los derechos del pueblo galo. La Convención Nacional decretó el 21 de septiembre de 1792:
“La Convención nacional declara: 

1° No puede haber Constitución que no sea aceptada por el Pueblo;”

¿Hay manera más clara de consagrar al pueblo como única fuente legítima de la Ley? Como en el caso de los EEUU de América, al fundar la República se dejó claro que el poder constituyente no reside en ninguna asamblea de notables, ni de diputados ni otros representantes, sino en el Pueblo mismo.
Abundando en lo que precede, la Declaración de los Derechos del Hombre de 1973, que sirve de preámbulo a la Constitución aprobada el 24 de junio del mismo año, estipuló entre otras cosas, lo que sigue:
Artículo 25. - La soberanía reside en el pueblo; ella es una e indivisible, imprescriptible e inalienable.
La voluntad de proteger al pueblo contra la usurpación (robo) de ese derecho fundamental, llevó a los convencionales a aprobar el artículo 27:
Artículo 27. - Que a todo individuo que usurpe la soberanía, los hombres libres le den muerte al instante.
Si en nuestra historia reciente tal Derecho hubiese estado en vigor, la lista de usurpadores merecedora de la pena de muerte ocuparía un volumen parecido al de las antiguas guías telefónicas…
La función de la Constitución que consiste en defender al pueblo de sus gobiernos, y no al revés como ocurre en Chile, queda clara cuando se reafirma que no es el Parlamento el que debe autorizar al pueblo a convocar una asamblea constituyente, sino el Pueblo el que tiene el derecho de convocarse cuando le de la gana para darse la Constitución que estime conveniente. De eso trata el artículo siguiente de la Declaración de los Derechos del Hombre (1793):
Artículo 28. - Un pueblo siempre tiene el derecho de reexaminar, de reformar y de cambiar su Constitución. Una generación no puede someter a sus leyes las generaciones futuras.
Este principio no es nuevo en Chile. Como tuvo a bien recordarlo el distinguido abogado de DDHH Roberto Garretón, Fray Camilo Henríquez, uno de los padres de la patria, lo retomó íntegramente en su “Catecismo de los patriotas”.
¿En nombre de qué principio, si no es el de la usurpación, algunos pretenden que un Parlamento ilegítimo en su origen debe ‘concederle’ al pueblo de Chile la posibilidad de  convocar una Asamblea Constituyente?
Finalmente, como sus predecesores americanos, los revolucionarios franceses estimaron necesario reafirmar el derecho del pueblo a deshacerse de eventuales gobiernos felones:
Artículo 35. - Cuando el gobierno viola los derechos del pueblo, la insurrección es, para el pueblo y para cada porción del pueblo, el más sagrado de los derechos y el más indispensable de los deberes.
Nótese que se trata a la vez de un derecho sagrado y de un deber indispensable.
Lo que pone de relieve, si fuese necesario, la función constitucional que me inspiró estas líneas: la Constitución debe proteger al Pueblo de sus gobiernos, Y NO AL REVÉS.
De ahí que sea urgente abolir definitivamente la Constitución espuria, y convocar una Asamblea Constituyente para dotarnos de una Carta Magna realmente democrática.
¿Y quién debe convocar?  We, the People… (NOSOTROS EL PUEBLO
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Juan Fernando Mellado Galaz
Ex Conscripto 1973
Escuela de Telecomunicaciones
Ingeniero en Administración de Empresas
Asesor Tributario Previsional
Presidente Nacional
Presidente Agrupación Santiago
Agrupación Nacional de Ex Soldados Conscriptos
del Servicio Militar Obligatorio (SMO) período 1973-1990
Email: agrupacion.exconscriptos.chile@gmail.com