domingo, 8 de marzo de 2015

LA AGUDA VISIÓN DE LA JUSTICIA



¿Qué queda de la autonomía de los diferentes poderes del Estado? Durante mucho tiempo la Justicia vivió sometida al Ejecutivo, y su tarea consiste en aplicar leyes pergeñadas por un Parlamento de pachanga. ¿Cuál será su comportamiento en estos días agitados por la corrupción, la concusión, el tráfico de influencias y la estafa en banda organizada? Un análisis de Luis Casado...
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La aguda visión de la Justicia

Escribe Luis Casado

Tal vez lo has notado, la Justicia suele ser representada por una mujer con los ojos vendados, una espada en la mano derecha y una balanza en la izquierda. Símbolos, símbolos…
La Justicia tiene cuerpo de mujer porque es del género femenino. Dicho sea de paso, la injusticia también, y no es motivo para que me consideres misógino.
La Justicia lleva los ojos vendados, lo que quiere decir que no ve y no le importan las condiciones sociales, ni la raza, ni la religión del justiciable: la Justicia se aplica a todos por igual. ¿Por qué te ríes?
La Espada recuerda que sin el poder de aplicar sus decisiones la Justicia no vale un pepino. Tal vez la Espada sirve –cuando la ocasión se presenta– para defender la Justicia de quienes trapean con ella un día sí y el otro también.
Presentada en varias mitologías antiguas como un medio de pesar las almas después de la muerte para determinar el valor de cada individuo, la Balanza invoca el equilibrio y la mesura, principios fundamentales de los sistemas de Justicia modernos. Por si fuese poco, la balanza dispone de un dispositivo llamado “fiel”… Todo un programa. Pero… ¿fiel a quién, o a qué?
La nuestra –la Justicia, digo– carga a sus espaldas con períodos negros, durante los cuales se sacó la venda para no equivocarse cuando se trataba de negarle justicia a determinados sectores de la población que no vestían ni uniforme ni traje de hombre de negocios. La Espada… la Espada se la prestó a la DINA y a la CNI para lo que ya sabes. ¿La Balanza? Fungió de instrumento de los comerciantes, aun cuando la Justicia no se compra ni tiene precio… En fin, eso dicen.
Algunos seres humanos dignos, valerosos, íntegros y generosos, intentaron imponer los eminentes principios de la Justicia aún al precio de sus vidas. Y eso hace que no se pierda la esperanza. Ya sé, eso lleva tiempo... “La Justicia tarda pero llega…”
Como quiera que sea, ante la injusticia que prevalece, los juristas, quienes practican el Derecho, tienen algunos atenuantes. Así como lo lees.
Las monarquías tenían la particularidad de identificar la Justicia a los intereses del rey, de la nobleza y el clero. Visto que el poder monárquico era de origen divino, quienquiera atentara contra esos intereses atentaba contra el mismísimo Dios… Lo que quedaba de ellos después de la tortura, el descuartizamiento y la hoguera… era arrojado a los albañales.
La llegada de la República amplió un poquillo los derechos ciudadanos. Maximilien de Robespierre, propuso que los derechos ciudadanos fuesen tan amplios que los intereses ligados a las finanzas y al comercio tosieron. Para esa tos encontraron un remedio radical y definitivo: pusieron a Robespierre en la guillotina y accionaron la palanquita que liberaba la hoja… Ni ellos, ni Robespierre, volvieron a toser.
Años más tarde, el fundador teórico del capitalismo, el conocido Adam Smith, con una candidez que fuerza la admiración escribió lo que sigue:
“El gobierno civil, en cuanto tiene por objetivo la seguridad de la propiedad, es instituido en realidad para defender a los ricos contra los pobres, o bien, aquellos que tienen alguna propiedad contra aquellos que no tienen ninguna”.
Y se permitió agregar, en páginas que las Escuelas de Economía y Negocios no le fotocopian a los estudiantes, una frase para el bronce:
“Cuando el poder judicial está unido al poder ejecutivo no es posible evitar que la justicia sea sacrificada a lo que vulgarmente se llama consideraciones políticas” (Adam Smith. “Wealth of Nations” - 1776).
Eso forma parte de los atenuantes que mencioné más arriba. Pasa que los jueces deben aplicar la ley, pero no son ellos los que la escriben. Quienes legislan –dizque en nombre del pueblo– son los parlamentarios, así llamados por que parlan mucho, no sé sabe muy bien de qué, pero si sientes que te hurgan el fundamento cuando se ponen de acuerdo… quiere decir que lograron consenso para joderte.
En el origen del régimen representativo hay un artilugio genial: la disociación de los intereses de quienes les eligen de los suyos propios. Ya en la Convención de Filadelfia (1787) se aseguraron de que ningún parlamentario viese el lustre de su cargo empañado por ningún compromiso con sus electores.
Diputados y senadores legislan pues para ellos mismos, o más bien en beneficio de quienes les financian las campañas que les permiten ser elegidos. De ahí que quienes pretenden depositar en ellos el poder constituyente –una estafa digna de Maquiavelo– nos están viendo el género. Bernard Manin, en su notable ensayo “Los principios del gobierno representativo”, dice que hay que ser muy pasado por agua tibia para confiarle el cambio de la institucionalidad a quienes viven de ella.
No obstante, en un sistema institucional que separa los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, este último no puede sino aplicar las leyes que aprueba el poder legislativo a iniciativa –en Chile– del poder ejecutivo.
De ahí que se suela delinquir legalmente, aún cuando moros y cristianos coincidan en señalar que no es legítimo. Ya estamos en los casos PENTA y CAVAL.
¿Qué puede detener el brazo de la Justicia armado de su Espada si no es una legislación sesgada en favor de quienes cometen todo tipo de delitos legalizados?
Adam Smith decía la verdad al sostener que “Cuando el poder judicial está unido al poder ejecutivo no es posible evitar que la justicia sea sacrificada a lo que vulgarmente se llama consideraciones políticas.”
El biombo que ha separado los poderes ejecutivo, legislativo y judicial durante décadas ha sido tenue, evanescente, virtual. Primero porque los ladridos de Augusto Pinochet y sus esbirros, como Jovino Novoa, asustaron al más pintado de los jueces que… de pintura poco o nada.
Luego, porque la perversa institucionalidad imaginada por Jaime Guzmán puso a unos en manos de los otros, y de biombo muy poco o nada.
Mérito llevan quienes han investigado a las verdaderas mafias constituidas al amparo de “estas instituciones que funcionan”.
Sin embargo los resultados están lejos de lo que se conoce como Justicia. Las presiones políticas, mediáticas, financieras, económicas, institucionales e incluso físicas, suplen la mano de monja que tuvieron los legisladores cuando el cuidado que pusieron en la redacción de la ley para garantizar la impunidad de los delincuentes dejó algún huequito que permite perseguirles.
Durante décadas la Justicia no ha sido ciega, ni ha tenido venda en los ojos. Como un servicio tarifado cualquiera desarrolló la aguda visión imprescindible para satisfacer a los que mandan.
En estos días un puñado de fiscales, algunos jueces, se confrontan no a un par de casos de escuela –PENTA y CAVAL para no hablar de las decenas de escándalos ya enterrados– sino a la posibilidad de devolverle a la Justicia su dignidad perdida, su credibilidad vacilante, su independencia pisoteada.
Con la eventual posibilidad de ponerle coto al desmadre de un sistema político corrupto y delicuescente que contamina todo. Para lograrlo, tendrían que volver a ponerle la venda a la Justicia. Para que no vea el tipo de fulano que tiene delante, y no dude en aplicar todo el rigor que aun queda en una ley de pachanga para los delincuentes.
Primera decisión de la Justicia
(07/03/2015)
Carlos Alberto Délano : prisión preventiva
Carlos Eugenio Lavín: prisión preventiva
Pablo Wagner: prisión preventiva
Marco Castro: prisión preventiva
Iván Álvarez: prisión preventiva
Hugo Bravo: prisión preventiva
Manuel Antonio Tocornal: arresto domiciliario
Juan Martínez: arresto domiciliario nocturno
Carlos Bombal: arraigo nacional y firma semanal
Samuel Irarrázabal: arraigo nacional y firma semanal



Juan Fernando Mellado Galaz
Ex Conscripto 1973
Escuela de Telecomunicaciones
Ingeniero en Administración de Empresas
Asesor Tributario Previsional
Presidente Nacional Corporación para la
Integración de los Derechos Humanos 
del Servicio Militar Obligatorio
Email: agrupacion.exconscriptos.chile@gmail.com

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