jueves, 12 de junio de 2014

INFERTILIDAD DEL CONSENSO



No escuchéis lo que dicen, Mirad lo que hacen...

¡Jefa!

¿Alguna reforma a la vista?

Ni a la vista, ni a la Educación...


Las reformas del gobierno ¿embarcaron en el vuelo MH370 de Malasia Airlines...?


Infertilidad del consenso

POLITIKA nunca se planteó como objetivo jugar el papel de “consultor” en estrategias políticas para salvar gobiernos incompetentes. 

Sin embargo, lo que aparece a ojos vista como una patética pusilanimidad que lleva al bloqueo de las iniciativas más inofensivas nos lleva a evocar experiencias que el común de los mortales juzga eficaces, aún cuando haya mucho que contar de sus entre-telones.

Para ponerla clara, como decía Churchill, “Las estrategias pueden ser todo lo bellas que usted quiera, pero de vez en cuando hay que mirar 
los resultados”. 

En materia de reformas el gobierno de Bachelet aparece entrampado en debates inacabables provocados por minorías que no desean de ningún modo renunciar a sus privilegios o a sus dogmas. 

Situación agravada por la tibieza y la inocuidad de las reformas propuestas, así como por una falta evidente de determinación y de voluntad políticas.

Consciente de la inconveniencia de una oposición escandalizada ante medidas pasablemente asépticas, uno de los consejeros de Margaret Thatcher –un tal John Hoskyns– aconsejaba:

 “Si difundimos algunas opiniones extremistas, proposiciones más modestas dejarán de parecer tan peligrosas como aparecen hoy a los ojos de una opinión pública timorata…. 

En otras palabras, si gritan, ¡al menos que lo hagan con razón y no por fruslerías!

Con relación a la falta de determinación y de voluntad –o tal vez simplemente de envergadura– 

el contra ejemplo de Margaret Thatcher es luminoso. 

En 1978, un año antes de llegar al poder, con ocasión de un viaje a Irán, Thatcher le comentaba a Sir Anthony Parsons, embajador británico en Teherán: 

“¿Sabe usted que aun hay gente, en mi partido, que cree en la política de los consensos?”

“Yo pienso que la mayoría de las personas, yo incluido, cree en la política de los consensos”, 
respondió Parsons. 

“Para mí sólo son Quislings   (*), traidores”, concluyó abruptamente la Dama de Hierro. 

Cuando Parsons le replicó que tal vez el término era un poco fuerte, Thatcher concluyó diciendo: “Lo sé, pero eso es lo que quiero decir”.

En 1981, ya en el poder, durante un viaje a Australia, Thatcher declaraba: 

“La era del consenso terminó, porque, simplemente, marcó el abandono de todas las creencias, de todos los principios y de todos los valores”. Y concluyó con una observación irónica: 

“¿Quién ganó jamás la menor batalla proclamando que encarnaba el consenso?”

Uno puede reprocharle muchas cosas a la inamovible Thatcher, pero debe reconocer que estaba convencida de lo que hacía, y que tenía la voluntad inconmovible de hacer lo que fuese necesario para alcanzar sus objetivos. Sin contar una innegable envergadura política.

Lamentablemente, en el caso de Bachelet y su gobierno, como dice el lema de una célebre 
Universidad española, 

“Quod natura non dat, Salmantica non præstat” (“Lo que natura no da, Salamanca no presta”).

*****

Nota: Vidkun Abraham Lauritz Jonnsøn Quisling 
fue un político noruego (1887-1945) esencialmente 
conocido por haber sido el principal artesano de la 
colaboración con el ocupante nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Su apellido pasó al lenguaje corriente en Noruega y en el mundo anglosajón como sinónimo de “traidor”.


Juan Fernando Mellado Galaz
Ex Conscripto 1973
Escuela de Telecomunicaciones
Ingeniero en Administración de Empresas
Asesor Tributario Previsional
Presidente Nacional
Presidente Agrupación Santiago
Agrupación Nacional de Ex Soldados Conscriptos
del Servicio Militar Obligatorio (SMO) período 1973-1990
Email: agrupacion.exconscriptos.chile@gmail.com
09-332-5058 

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