Manouchian
Escribe Luis Casado – 31 de mayo de 2014
A mi inolvidable amigo Armen Kouyoumdjian
Parto de la base que Manouchian no te dice nada. No es un pelotero famoso, ni un escritor célebre, ni un cantante popular, ni un político adorado por las multitudes. Pasa que hace 70 años Francia estaba ocupada por los nazis y, poco a poco, penosamente, se había organizado la resistencia.
Entre los más activos estaban los inmigrados, la mano de obra importada de diferentes países, o que había llegado huyendo de dictaduras atroces. Los españoles desde luego, los republicanos, aquellos que fueron los primeros en entrar en un París liberado a bordo de los blindados de la División del General Leclerc.
Missak Manouchian era armenio, y basta decir armenio para evocar sufrimientos sin fin, un genocidio, guerras y exilios, para no hablar de la ausencia de una tierra propia. Su padre murió durante el genocidio armenio y su madre como consecuencia de la hambruna que vino después. El niño Missak se salvó gracias a la solidaridad de una familia kurda, y basta pronunciar la palabra “kurdo” para evocar otros sufrimientos sin fin, un genocidio, guerras y exilios, y un país inencontrable dividido hasta ahora entre Irán, Turquía, Irak y Siria.
Como quiera que sea, gracias a redes de inmigración clandestinas, Missak llegó a Marsella y empezó a trabajar como carpintero y luego como tornero en las fábricas Citroën. La Gran Depresión de los años 1930 le hizo perder su trabajo, y Missak se dedicó a escribir poesía. No contento con eso, fundó dos revistas literarias y se inscribió como auditor libre en los cursos de La Sorbona en París, en donde estudió literatura, filosofía, economía política e historia.
Esto no es una biografía, por eso te la hago breve y te cuento lo que ya imaginas: cuando comenzó la guerra y Francia fue invadida por los nazis, Missak Manouchian entendió que el asunto también iba con él y decidió resistir con las armas en la mano. Militante comunista, dirigió la organización FTP-MOI. Justo para satisfacer tu curiosidad te preciso que FTP-MOI quiere decir “Franco Tirador Partisano – Mano de Obra Inmigrada”. Allí lucharon polacos, húngaros, armenios e italianos, muchos de ellos judíos.
Al frente de los FTP-MOI Manouchian le infligió terribles pérdidas a las tropas de ocupación. Las represalias de los nazis fueron atroces. Para indisponerles con los parisinos llenaron la ciudad con el ahora célebre “Afiche Rojo” –devenido símbolo del martirio– que acusaba a Manouchian y sus compañeros, los “terroristas extranjeros”, de ser los responsables de cada torturado, de cada francés asesinado.
Hace ya unos veinte años, perdido en los suburbios del oeste parisino, llegué a Suresnes y el azar del tráfico me llevó al Mont Valérien, una colina que al fin de la guerra se transformó en un lugar de memoria. Y caí justo allí, en los muros de un Fuerte construido hace siglos, ante el cual Missak Manouchian y veintidós de sus camaradas fueron fusilados por los nazis, después de ser salvajemente torturados. Cuando recibes, sin previo aviso, un puñetazo como ese en el estómago… te quedas inerte, tratando de ver a través de tus pupilas empañadas… (suelo decirme a mí mismo que lo que pasa es que yo soy buen público).
Hoy por la tarde, cuando el grisáceo cielo de París le cedió un poco de lugar al sol de una primavera que no termina de llegar, llevé a Tatiana, mi hija autista, a pasear al borde del Sena. A un parque situado en Evry, pueblo que se encuentra en el otro extremo de la región parisina. El parque estaba lleno de franceses y de inmigrados africanos, pakistaníes, sudamericanos y de otras lejanas procedencias. Justo en la entrada, me encontré con un monumento. El texto de la primera de varias estelas dice, textualmente:
“Aquí mismo, el 16 de noviembre de 1943, Joseph Eistein y Missak Manouchian, responsables en la región parisina de los FTP y FTP-MOI, fueron detenidos por los alemanes, antes de ser torturados y luego fusilados en el Fuerte del Mont Valérien, junto a 21 de sus compañeros”.
El texto termina citando los últimos versos escritos por Manouchian, antes de sucumbir a las balas:
“Felicidad para aquellos que nos sobrevivirán, y saborearán la dulzura de la Libertad y de la Paz de mañana”.
¿Cómo explicarle a mi hija –mi condensado de vulnerabilidad y de indefensión– todo aquello? ¿Qué es la guerra?, me pregunta, y apenas logro decirle que se luchaba contra gente mala. ¿Por qué eran malos?, insiste, y constato que en el mundo que es el suyo esas cosas no tienen sentido. Que sus abuelos y su bisabuela hayan estado en la resistencia para que ella –¡y yo!– pudiésemos saborear la dulzura de la libertad y de la paz de mañana… ¿cómo hacerlo inteligible?
Sin darme cuenta, en el adentro de la nervadura de mi sistema neuronal empezó a sonar la voz de Leo Ferré entonando el desgarrador poema de Louis Aragon “El afiche rojo”:
No reclamasteis ni gloria ni lágrimas
Ni el órgano, ni los rezos a los agonizantes
¡Once años ya! cómo pasan rápido once años…
Os habíais servido simplemente de vuestras armas
La muerte no encandila los ojos de los partisanos…
Al salir del parque, después de un largo paseo, me di cuenta que había una placa en el puente aledaño, ese que nos llevó hasta el monumento a Manouchian. El texto inscrito en la placa fue otro curso de historia reciente:
“Por este puente cruzaron el Sena el General Patton y sus tropas para completar la liberación de Francia”.
El 6 de junio próximo se conmemoran 70 años del desembarco en Normandía, lo que muchos conocen sólo a través del film “El día más largo”.
Mientras regreso a casa con Tatiana, le agradezco en silencio a Manouchian y a tantos otros el habernos permitido –con el sacrificio de sus vidas– algo tan simple como ser padre e hija paseando en un jardín en una tarde asoleada de París.
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Juan Fernando Mellado Galaz
Ex Conscripto 1973
Escuela de Telecomunicaciones
Ingeniero en Administración de Empresas
Asesor Tributario Previsional
Presidente Nacional
Presidente Agrupación Santiago
Agrupación Nacional de Ex Soldados Conscriptos
del Servicio Militar Obligatorio (SMO) período 1973-1990
Email: agrupacion.exconscriptos.chile@gmail.com
09-332-5058
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